miércoles, 28 de febrero de 2007

EVALUACIÓN DE PROCESOS FORMATIVOS

En la actualidad el formador requiere desarrollar su potencial y capacidad comunicativa interpersonal, utilizar su cerebro de manera total, combinar la formación basada en la lógica y la memoria; planificando, evaluando, gestionando y coordinando las actividades educativas con la investigación e innovación, demostrando a la sociedad sus características individuales y cualidades requeridas para conducir misiones profesionales prefijadas, resolver situaciones, de acuerdo al cúmulo teórico práctico, con imaginación y creatividad, sabiendo hacer con saber y con conciencia; aplicando conocimientos de acuerdo al contexto, en situaciones prácticas, combinando saberes y las habilidades.

El maestro de hoy es participe de la vida pública, productivo y constructor de las bases de una educación permanente manifiesta en cinco competencias: Pedagógico, didáctico y político e institucional (solución de problemas o desafíos coyunturales); productiva e interactiva; especificadora (especificar competencias por medio de saberes disciplinarios más sólidos)

Las competencias pedagógicas se manifiestan en las capacidades del formador, quien resuelve situaciones profesionales, sociales y aprovecha el análisis de las potencialidades del individuo. El docente debe saber: pensar, comunicarse, aprender, investigar, aspectos de la cultura, conocimientos fundamentales de educación, elementos específicos de su especialidad; saber ser: auténtico, estable, practica de valores y convivencia positiva; saber hacer: planificar, facilitar el aprendizaje con recursos y actitudes, evaluar de manera formativa y diferencial.

Las competencias técnicas – formadores se desarrolla en dos fases: Preactiva; elabora programas y sesiones de capacitación; obtiene resultados favorables a partir de las necesidades y descripción de los sujetos de aprendizajes; selecciona y justifica contenidos; aplica estrategias adecuadas; selecciona y justifica el uso de recursos; prevé el tiempo; diseña las actividades e instrumentos de evaluación. Interactiva: gestiona las sesiones y evaluación de los aprendizajes; demuestra claridad de los temas y consignas, practica la asertividad, administración del tiempo en función de las necesidades del grupo e individuales, ejemplifica, plantea problemas, hipótesis y objetivos, adecua diversos recursos didácticos e instrumentos de evaluación, reajusta constantemente las estrategias, posee dominio de las emociones y reflexiona sobre sus propias prácticas.

Los nuevos formadores planifican, conducen y movilizan otros actores, adquieren, construyen conocimientos a través del estudio o la experiencia; identifican y seleccionan estrategias para optimizar el uso de recursos para resolver de manera óptima los obstáculos o problemas educativos. El formador actual debe contar con el siguiente perfil: Actitud democrática, responsabilidad, respeto por las personas; sólida formación pedagógica y académica; autonomía personal y profesional; amplia formación cultural con una real comprensión de su tiempo y de su medio, a fin de enfrentar los diversos desafíos culturales; capacidad de innovación y creatividad.

Los formadores tienen que cumplir con dos procesos importantes: “enseñar a aprender” y “aprender a aprender”. Existe una responsabilidad compartida para “enseñar a aprender”: El formador enseña a aprender y el estudiante aprende a aprender, para ello el docente debe ser un conocedor de su materia, explicar las relaciones entre lo que se enseña y cómo se enseña, ofrecer modelos de aprendizaje y formas de utilizar lo aprendido y reflexionar sobre los procesos de pensamiento para tomar decisiones de la forma en que desarrollará su materia.

El segundo proceso es enseñar a cómo se “aprende a aprender”. Se acude entonces a los procesos cognitivos: Procesamiento de la información: atención, percepción, codificación, almacenaje y codificación; de acuerdo a las condiciones externas: (ambiente, tiempo, planificación); condiciones internas: (motivación, destrezas instrumentales, elaboración de organizadores, técnicas para mejorar el recuerdo),

Es necesario aplicar técnicas de trabajo intelectual poniendo en práctica las siguientes capacidades: determinación de objetivos, planeación de la secuencia, autoevaluación, organización y transformación de contenidos y materiales para mejorar el aprendizaje, búsqueda de información en distintas fuentes, registro y control de datos, estructuración del ambiente de estudio, sistematización de materiales diversos relacionados con el aprendizaje a lograr, manejo del esfuerzo y de la tensión, así como la capacidad de escucha activa, desarrollar una actitud abierta al diálogo, constante actividad y trabajo interdependiente.

El aprendizaje considera los siguientes elementos: Preconcepto, juicios de valor, intuición, reflexión, modo de organizar la información, combinación con la experiencia y hechos significativos, paradigmas adoptados, la percepción que nos permite: conocer, analizar, sintetizar y valorar la enseñanza que recibimos y los descubrimientos que vamos haciendo; es más efectivo cuando es más activo, participativo, puesto en práctica; por ello es necesaria la identificación de necesidades sociales e individuales de aprendizaje estratégicos que nos permitirán garantizar la calidad de los servicios y programas de superación profesional armonizada con las necesidades personales, sociales y administrativas.

Existen necesidades de aprendizaje manifiestas (cambio de estructura organización, transferencia personal, nueva tecnología) y encubiertas (obsolescencia de los conocimientos, especialistas y transformaciones sociales, en las necesidades de actuar), organizacionales (programas de trabajo); ocupacionales(especialistas); individuales (capacitación del personal); normativas (establecimiento de un patrón); sentidas: (satisfacción de las demandas); expresas (transformación de las necesidades sentidas); comparadas (se comparan elementos o sujetos). Estas necesidades pueden identificarse aplicando el modelo socieoepidemiológico (datos estadísticos, datos demográficos y encuestas, contrastes con las políticas de organización, condiciones socioeconómicas del país, complementar con estrategias y metas propuestas y los recursos disponibles para su realización); modelo gerencial (efectividad, eficiencia y eficacia) y modelo de evaluación del desempeño profesional

Los objetivos de aprendizaje señalan y orientan los conocimientos, aptitudes y actitudes que debe conseguir el estudiante para responder a las competencias que exige el proceso de formación; identifican los conocimientos técnicos y de relación que debe lograr el estudiante mediante el proceso de enseñanza aprendizaje para dominar contenidos y control de resultados. Se clasifican por su nivel de amplitud: Generales, operativos o pedagógicos; por su nivel de complejidad: Cognoscitivos (pensar) afectivos (sentir) y psicomotores (actuar). Sus características son: Acción, condición y criterios, deberán responder a las preguntas: ¿Quién? ¿Cómo? ¿Cuánto?, deberán ser viables, pertinentes, aceptables, coherentes, inductores, teniendo en cuenta el conocimiento, comprensión, análisis, síntesis y evaluación.

Son competencias sociales del formador favorecer un clima de aprendizaje; dominio tecnológico de la profesión y objeto de enseñanza – aprendizaje, capacidad pedagógica para enseñar esa profesión; experiencia en el mundo empresarial, apertura social, sensibilidad respecto del contexto sociolaboral, institución, trabajo y comunidad; conocimiento para saber hacer, saber ser y estar, querer hacer y poder hacer.
RESPONSABLES:
CERRÓN ROJAS, Waldemar José
OROSCO FABIÁN, Jhon Richard

COMPETENCIAS DEL FORMADOR

En la actualidad el formador requiere desarrollar su potencial y capacidad comunicativa interpersonal, utilizar su cerebro de manera total, combinar la formación basada en la lógica y la memoria; planificando, evaluando, gestionando y coordinando las actividades educativas con la investigación e innovación, demostrando a la sociedad sus características individuales y cualidades requeridas para conducir misiones profesionales prefijadas, resolver situaciones, de acuerdo al cúmulo teórico práctico, con imaginación y creatividad, sabiendo hacer con saber y con conciencia; aplicando conocimientos de acuerdo al contexto, en situaciones prácticas, combinando saberes y las habilidades.

El maestro de hoy es participe de la vida pública, productivo y constructor de las bases de una educación permanente manifiesta en cinco competencias: Pedagógico, didáctico y político e institucional (solución de problemas o desafíos coyunturales); productiva e interactiva; especificadora (especificar competencias por medio de saberes disciplinarios más sólidos)

Las competencias pedagógicas se manifiestan en las capacidades del formador, quien resuelve situaciones profesionales, sociales y aprovecha el análisis de las potencialidades del individuo. El docente debe saber: pensar, comunicarse, aprender, investigar, aspectos de la cultura, conocimientos fundamentales de educación, elementos específicos de su especialidad; saber ser: auténtico, estable, practica de valores y convivencia positiva; saber hacer: planificar, facilitar el aprendizaje con recursos y actitudes, evaluar de manera formativa y diferencial.

Las competencias técnicas – formadores se desarrolla en dos fases: Preactiva; elabora programas y sesiones de capacitación; obtiene resultados favorables a partir de las necesidades y descripción de los sujetos de aprendizajes; selecciona y justifica contenidos; aplica estrategias adecuadas; selecciona y justifica el uso de recursos; prevé el tiempo; diseña las actividades e instrumentos de evaluación. Interactiva: gestiona las sesiones y evaluación de los aprendizajes; demuestra claridad de los temas y consignas, practica la asertividad, administración del tiempo en función de las necesidades del grupo e individuales, ejemplifica, plantea problemas, hipótesis y objetivos, adecua diversos recursos didácticos e instrumentos de evaluación, reajusta constantemente las estrategias, posee dominio de las emociones y reflexiona sobre sus propias prácticas.

Los nuevos formadores planifican, conducen y movilizan otros actores, adquieren, construyen conocimientos a través del estudio o la experiencia; identifican y seleccionan estrategias para optimizar el uso de recursos para resolver de manera óptima los obstáculos o problemas educativos. El formador actual debe contar con el siguiente perfil: Actitud democrática, responsabilidad, respeto por las personas; sólida formación pedagógica y académica; autonomía personal y profesional; amplia formación cultural con una real comprensión de su tiempo y de su medio, a fin de enfrentar los diversos desafíos culturales; capacidad de innovación y creatividad.

Los formadores tienen que cumplir con dos procesos importantes: “enseñar a aprender” y “aprender a aprender”. Existe una responsabilidad compartida para “enseñar a aprender”: El formador enseña a aprender y el estudiante aprende a aprender, para ello el docente debe ser un conocedor de su materia, explicar las relaciones entre lo que se enseña y cómo se enseña, ofrecer modelos de aprendizaje y formas de utilizar lo aprendido y reflexionar sobre los procesos de pensamiento para tomar decisiones de la forma en que desarrollará su materia.

El segundo proceso es enseñar a cómo se “aprende a aprender”. Se acude entonces a los procesos cognitivos: Procesamiento de la información: atención, percepción, codificación, almacenaje y codificación; de acuerdo a las condiciones externas: (ambiente, tiempo, planificación); condiciones internas: (motivación, destrezas instrumentales, elaboración de organizadores, técnicas para mejorar el recuerdo),

Es necesario aplicar técnicas de trabajo intelectual poniendo en práctica las siguientes capacidades: determinación de objetivos, planeación de la secuencia, autoevaluación, organización y transformación de contenidos y materiales para mejorar el aprendizaje, búsqueda de información en distintas fuentes, registro y control de datos, estructuración del ambiente de estudio, sistematización de materiales diversos relacionados con el aprendizaje a lograr, manejo del esfuerzo y de la tensión, así como la capacidad de escucha activa, desarrollar una actitud abierta al diálogo, constante actividad y trabajo interdependiente.

El aprendizaje considera los siguientes elementos: Preconcepto, juicios de valor, intuición, reflexión, modo de organizar la información, combinación con la experiencia y hechos significativos, paradigmas adoptados, la percepción que nos permite: conocer, analizar, sintetizar y valorar la enseñanza que recibimos y los descubrimientos que vamos haciendo; es más efectivo cuando es más activo, participativo, puesto en práctica; por ello es necesaria la identificación de necesidades sociales e individuales de aprendizaje estratégicos que nos permitirán garantizar la calidad de los servicios y programas de superación profesional armonizada con las necesidades personales, sociales y administrativas.

Existen necesidades de aprendizaje manifiestas (cambio de estructura organización, transferencia personal, nueva tecnología) y encubiertas (obsolescencia de los conocimientos, especialistas y transformaciones sociales, en las necesidades de actuar), organizacionales (programas de trabajo); ocupacionales(especialistas); individuales (capacitación del personal); normativas (establecimiento de un patrón); sentidas: (satisfacción de las demandas); expresas (transformación de las necesidades sentidas); comparadas (se comparan elementos o sujetos). Estas necesidades pueden identificarse aplicando el modelo socieoepidemiológico (datos estadísticos, datos demográficos y encuestas, contrastes con las políticas de organización, condiciones socioeconómicas del país, complementar con estrategias y metas propuestas y los recursos disponibles para su realización); modelo gerencial (efectividad, eficiencia y eficacia) y modelo de evaluación del desempeño profesional

Los objetivos de aprendizaje señalan y orientan los conocimientos, aptitudes y actitudes que debe conseguir el estudiante para responder a las competencias que exige el proceso de formación; identifican los conocimientos técnicos y de relación que debe lograr el estudiante mediante el proceso de enseñanza aprendizaje para dominar contenidos y control de resultados. Se clasifican por su nivel de amplitud: Generales, operativos o pedagógicos; por su nivel de complejidad: Cognoscitivos (pensar) afectivos (sentir) y psicomotores (actuar). Sus características son: Acción, condición y criterios, deberán responder a las preguntas: ¿Quién? ¿Cómo? ¿Cuánto?, deberán ser viables, pertinentes, aceptables, coherentes, inductores, teniendo en cuenta el conocimiento, comprensión, análisis, síntesis y evaluación.

Son competencias sociales del formador favorecer un clima de aprendizaje; dominio tecnológico de la profesión y objeto de enseñanza – aprendizaje, capacidad pedagógica para enseñar esa profesión; experiencia en el mundo empresarial, apertura social, sensibilidad respecto del contexto sociolaboral, institución, trabajo y comunidad; conocimiento para saber hacer, saber ser y estar, querer hacer y poder hacer.
RESPONSABLES:
CERRÓN ROJAS, Waldemar José
OROSCO FABIÁN, Jhon Richard

HABILIDADES DEL FORMADOR

La comunicación permite hacer común una información, e intervienes dos o más personas, puede ser oral o escrita cuya finalidad es de compartir experiencias, para cumplir dicho proceso intervienen: la idea o pensamiento que se desea trasmitir, esa idea se debe codificar o expresar en alguna forma de transmisión, determinar el medio pudiendo ser oral o escrita, tener en cuenta la interferencia del ruido, debe existir la persona receptora lo cual debe recibir la información de manera clara, el receptor debe interpretar o decodificar el mensaje para luego emprender una acción determinada, es conveniente retroalimentar al emisor para que se entere, que el mensaje se recibió correctamente. Por ello el formador debe comunicarse con sus alumnos, de manera que condicione la participación de éstos en el proceso de enseñanza – aprendizaje, lo primordial es crear un clima adecuado para lograr la comprensión de la información de manera adecuada, el formador debe hacer que llegue la información asegurándose en todo momento el feedback o retroalimentación, que consiste en saber si el mensaje se recibió correctamente para ello se puede dar en dos procesos: facilitar o provocar.
La asertividad permite a la persona expresar lo que piensa y siente de manera adecuada, defendiéndolos sin necesidad de comportarse de agresiva o pasivamente, una persona asertiva se relaciona con sus semejantes fácilmente, ya que se siente seguro de sí mismo y respetar a los demás, posee empatía, por ello todo formador debe buscar un equilibrio entre lo teórico y práctico enseñando con el ejemplo.
Muchas veces nos encontramos en situación de tomar decisiones, en donde pueden ser muy difíciles, por ello la persona debe tener la suficiente capacidad de decisión, tomar decisiones en el proceso para encontrar una conducta o respuesta adecuada donde hay hechos inciertos o dudosos, para ello se debe tener en cuenta lo siguiente: detectar el problema en forma precisa tomándolo como una oportunidad; especificar los objetivos para tener un horizonte definido; crear alternativas imaginativas pero factibles, teniendo en cuenta las ventajas y desventajas; aclarar la incertidumbre evaluando las posibilidades de impacto; ser consecuentes de aceptar los riesgos y considerar decisiones vinculadas; y por último no dejarse presionar, tomarse el tiempo para decidir, tener en cuenta los pro y los contra, aceptar el riesgo de decidir, tener en cuenta los imprevistos, llevarlos a la práctica y asumir con gran responsabilidad la decisión tomada.
La negociación es llegar a un acuerdo favorable entre dos o más personas, surge cuando existen diferencias y se inicia cuando hay interés por parte de los afectados, todo se basa en el respeto a las decisiones tomadas. Las características de un buen negociador es: asumir la negociación como un desafío, entusiasta, se expresa con convicción y en forma clara, es persuasivo, observador, sociable, respetuoso, honesto, no le gusta las improvisaciones, es meticuloso, ágil, resolutivo, se arriesga prudentemente, es creativo, ingenioso, tiene paciencia y firmeza. Las tácticas para una buena negociación se clasifican en: De desarrollo, se limitan a concretar la estructura elegida sin atacar a la otra parte; y de presión, es fortalecer la propia posición y debilitar al oponente. Para la negociación debe haber: preparación, llevar a cabo el desarrollo armónico y cerrar el acuerdo satisfactoriamente.
Resolución de problemas y conflictos, se da cuando existe contradicción entre dos o más opiniones, también cuando buscan satisfacer intereses particulares, en la vida siempre convivimos con problemas, lo cual se debe solucionar de manera que no afecte a los involucrados. Existen diversos tipos de conflicto que generalmente surgen por querer imponer ciertas normas, para ello se orienta a buscar una solución adecuada; se debe tener en cuenta que no todos los conflictos necesitan ser resueltos, ya que son aparentes y otras veces están ocultos. El conflicto puede surgir por discrepancia y enfrentamiento, lo cual se debe prevenir, eso no indica que no exista contradicción, sino de orientar al, logro de objetivos, es decir, el objetivo final es de prevenir y resolver problemas.
El trabajo en equipo consiste, mirar todos en un mismo objetivo asumiendo responsablemente, para el beneficio común; los grupos pueden ser formales e informales pero ambos tienen sus respectivas normas de trabajo; en todo equipo de trabajo debe haber: confianza, bastante comunicación, compromiso y apoyo mutuo. Se debe tener en cuenta que en el grupo de trabajo todos son importantes.
Un líder no basta con conocimientos académicos y aptitudes de ejercer cargos, sino también de interrelacionarse con los demás. Según el enfoque histórico, sostiene que muchos líderes fueron por nacimiento y otros por ascenso social; el enfoque psicológico sostiene que el grado de liderazgo es determinado por la personalidad, algunos son extrovertidos y otros reflexivos; el enfoque conductista, sostiene que liderazgo es acción, y que el que determina es la conducta; y en la teoría de contingencia sostiene que, liderazgo es un conjunto de habilidades que se hacen para optimizar conexiones entre labor, seguidores y circunstancias.
Todo formador debe ser líder y promover cambios por ello debe tener: visión a futuro, reconociendo el pasado y evaluando el presente; tener confianza en sí mismo, ser humilde y reconocer las capacidades de otras personas; innovador; involucrar a los demás en los cambios y reconocer los esfuerzos. Para tener un liderazgo eficaz se requiere de: conocer el entorno, fijar rumbos definidos, tomar decisiones adecuadas, evaluar continuamente el cumplimiento de objetivos, crear un ámbito de confianza con los demás. El liderazgo del formador ejerce en distintos ámbitos como: en su persona, ser líder de si mismo; en su familia, ser modelo; en su relación de pareja, asume una actitud para construir un futuro compartido por ambos; y en su medio social por que influye en ello.
Otras habilidades para el formador son: capacidad para desarrollar procesos de gestión, capacidad de involucrar a los demás en el trabajo, resolver problemas y conflictos, comprometido, buscar resultados, reconocer esfuerzos, promover competencias, evaluar el proceso, automotivarse y motivar a los demás, no imponer ideas, exponer eficazmente, promover el desarrollo de los demás, aceptarse como es, manejar una crisis adecuadamente y practicar relaciones públicas en diferentes ámbitos.
RESPONSABLES:
CERRÓN ROJAS, Waldemar José
OROSCO FABIÁN, Jhon Richard

EL FORMADOR

El formador es guía para el aprendizaje, para ello debe estar preparado, teniendo conocimientos teórico-práctico y una actitud crítica frente a como enseña y a partir de ello lograr desarrollar actitudes colaborativas e innovar su entorno, también es el nexo entre conocimientos y personas que deben aprender por ello debe estar preparado y capacitarse constantemente por que es un mediador social y propulsor de cambios, también poseer: conocimientos, habilidades, competencias, valores y compromiso social.
El formador debe expresarse claramente en forma oral y escrita, tener en cuenta el lenguaje corporal ya que muchas veces los gestos y/o expresión de rostro aducen el trato de una persona; ser asertivo; investigador de problemas actuales; preparado para la conducción y capacitación de grupos; ser buen oyente, por ser un principio para la buena comunicación, no ser un agente pasivo ya que su función no es de entender lo que dice la otra persona, sino de tener una respuesta adecuada en determinada situación; iniciar y mantener conversaciones para ello debe ser multifacético; debe dar a conocer lo que piensa y siente con toda seguridad para que las personas reflexionen y actúen satisfactoriamente en la realidad; afrontar críticas, percibiendo lo bueno y malo, también ser autocrítico para aprender de sus errores y aciertos; y tener la suficiente seguridad de lo que dice o hace así como también tener la humildad de reconocer sus errores.
El rol del formador deben ser: crear un ambiente de confianza, solo así podrá lograr que las personas se expresen libremente sin temor alguno, para ello la relación debe ser horizontal; promover la participación activa; utilizar un lenguaje sencillo y claro; poseer dominio de escenario; manejo adecuado de los temas a tratar; ser claro en los mandatos; recoger y sintetizar los aportes de los participantes, para ello utilizar papelotes, pizarras, etc. y escribir en forma ordenada y clara, mejor si es con letra imprenta; responder adecuadamente las preguntas; devolver la información recogida; ser claro al formular conclusiones y por último programar estrategias de animación, esta permitirá crear un clima de confianza y confraternidad durante todo el proceso educativo.
Las funciones del formador es explicar y conducir al grupo, eso engloba estimular la participación, por eso es importante tener la capacidad de acercarse a las personas, conocer la realidad de los participantes y las posibles dificultades que podrían presentarse. Se consideran las funciones más importantes: función moderadora; donde debe promover intervenciones en forma adecuada, explicar el desarrollo del proceso de clase, evitar las desviaciones del tema y administrar el tiempo necesario; función dinamizadora, que consiste en motivar, crear un clima de confianza utilizando estrategias, evitar conflictos en el grupo de trabajo, observar – analizar y orientar las tensiones y sentimientos, controlar el tiempo a cada pregunta y respetar los ritmos de los grupos y; función clarificadora y reforzadora, donde se aclara los objetivos y hacerles recordar cuando hay desvío de temas, dar a conocer la metodología a seguir, evitar malos y sobreentendidos, priorizar las intervenciones y reforzar los cambios inmediatamente.
La labor del formador es promover a desarrollar experiencias de aprendizaje para lo cual debe considerar tres factores fundamentales: Actitudinal, consiste en como se relaciona con los demás teniendo en cuenta la práctica de los valores; metodológico, sabemos que el aprendizaje resulta de la interacción continua de docente y alumno, donde a partir de ello se obtiene tres tipos de conocimientos: el que se tiene, el que se puede conseguir y el que se puede construir con los demás; y el aspecto de la información, por eso el formador juega un papel preponderante ya que no solo va transferir, mediar , facilitar conocimientos si no también promover actitudes positivas al grupo para ello debe estar seguro en lo que dice y hace. En lugar de estudiar la respuesta correcta, debemos estudiar todos los caminos especialmente desconocidos para llegar a lo propuesto, ya que todo proceso de aprender surge de la interacción con la realidad para volver en si misma. El formador debe promover cambios en su realidad, para ello debe ser innovador, promover nuevas formas de enseñanza – aprendizaje que garanticen el saber, el saber hacer, el saber estar y el hacer saber; por que es el único profesional que forma personas para la transformación de la sociedad, para lograr todo esto, el formador debe estar en constante cambio, capacitándose y actualizándose continuamente en función al avance de la sociedad.
El formador aprende de la práctica, eso indica que tiene aciertos y errores, y a partir de ello aprende no solo a adquirir, sino también a desarrollar nuevos conocimientos, solo así estará en la capacidad de orientar personas que tomaran el rumbo de nuestra sociedad; el hecho que un formador este en constante capacitación y actualización no indica que ya aprendió lo suficiente, si no que debe saber conducir su propio aprendizaje teniendo en cuenta el contexto donde se encuentra. Su formación debe reunir características como: tener rigor científico, debe ser sistemático, integral, enseñanza modular, debe ser permanente y tener un efecto multiplicador.
Se tiene la creencia de que para enseñar, lo único que se necesita es conocer lo que se enseña, grave error ya que no permite un desarrollo armónico, para evitar eso el formador debe manejar cuatro componentes básicos: Formación pedagógica, incluye conocimientos sobre técnicas didácticas, estructura de clases, planificación de enseñanza, teorías del desarrollo humano, procesos de planificación curricular, evaluación, cultura social e influencias del contexto en la enseñanza, historia y filosofía de la educación, aspectos legales de la educación, etc. ; formación en los contenidos disciplinares, el formador debe conocer el tema que enseña, partiendo de la premisa de que, si conocemos algo es para enseñar; el conocimiento didáctico del contenido a enseñar, que viene a ser la combinación adecuada entre el conocimiento de la materia a enseñar y el conocimiento de cómo enseñar; y por último el conocimiento del contexto, lo cual engloba, el dónde y a quien enseñar, es decir, el formador debe tener la suficiente capacidad de adaptar los conocimientos de acuerdo al contexto donde se encuentre.

RESPONSABLES:
CERRÓN ROJAS, Waldemar José
OROSCO FABIÁN, Jhon Richard