miércoles, 28 de febrero de 2007

EVALUACIÓN DE PROCESOS FORMATIVOS

En la actualidad el formador requiere desarrollar su potencial y capacidad comunicativa interpersonal, utilizar su cerebro de manera total, combinar la formación basada en la lógica y la memoria; planificando, evaluando, gestionando y coordinando las actividades educativas con la investigación e innovación, demostrando a la sociedad sus características individuales y cualidades requeridas para conducir misiones profesionales prefijadas, resolver situaciones, de acuerdo al cúmulo teórico práctico, con imaginación y creatividad, sabiendo hacer con saber y con conciencia; aplicando conocimientos de acuerdo al contexto, en situaciones prácticas, combinando saberes y las habilidades.

El maestro de hoy es participe de la vida pública, productivo y constructor de las bases de una educación permanente manifiesta en cinco competencias: Pedagógico, didáctico y político e institucional (solución de problemas o desafíos coyunturales); productiva e interactiva; especificadora (especificar competencias por medio de saberes disciplinarios más sólidos)

Las competencias pedagógicas se manifiestan en las capacidades del formador, quien resuelve situaciones profesionales, sociales y aprovecha el análisis de las potencialidades del individuo. El docente debe saber: pensar, comunicarse, aprender, investigar, aspectos de la cultura, conocimientos fundamentales de educación, elementos específicos de su especialidad; saber ser: auténtico, estable, practica de valores y convivencia positiva; saber hacer: planificar, facilitar el aprendizaje con recursos y actitudes, evaluar de manera formativa y diferencial.

Las competencias técnicas – formadores se desarrolla en dos fases: Preactiva; elabora programas y sesiones de capacitación; obtiene resultados favorables a partir de las necesidades y descripción de los sujetos de aprendizajes; selecciona y justifica contenidos; aplica estrategias adecuadas; selecciona y justifica el uso de recursos; prevé el tiempo; diseña las actividades e instrumentos de evaluación. Interactiva: gestiona las sesiones y evaluación de los aprendizajes; demuestra claridad de los temas y consignas, practica la asertividad, administración del tiempo en función de las necesidades del grupo e individuales, ejemplifica, plantea problemas, hipótesis y objetivos, adecua diversos recursos didácticos e instrumentos de evaluación, reajusta constantemente las estrategias, posee dominio de las emociones y reflexiona sobre sus propias prácticas.

Los nuevos formadores planifican, conducen y movilizan otros actores, adquieren, construyen conocimientos a través del estudio o la experiencia; identifican y seleccionan estrategias para optimizar el uso de recursos para resolver de manera óptima los obstáculos o problemas educativos. El formador actual debe contar con el siguiente perfil: Actitud democrática, responsabilidad, respeto por las personas; sólida formación pedagógica y académica; autonomía personal y profesional; amplia formación cultural con una real comprensión de su tiempo y de su medio, a fin de enfrentar los diversos desafíos culturales; capacidad de innovación y creatividad.

Los formadores tienen que cumplir con dos procesos importantes: “enseñar a aprender” y “aprender a aprender”. Existe una responsabilidad compartida para “enseñar a aprender”: El formador enseña a aprender y el estudiante aprende a aprender, para ello el docente debe ser un conocedor de su materia, explicar las relaciones entre lo que se enseña y cómo se enseña, ofrecer modelos de aprendizaje y formas de utilizar lo aprendido y reflexionar sobre los procesos de pensamiento para tomar decisiones de la forma en que desarrollará su materia.

El segundo proceso es enseñar a cómo se “aprende a aprender”. Se acude entonces a los procesos cognitivos: Procesamiento de la información: atención, percepción, codificación, almacenaje y codificación; de acuerdo a las condiciones externas: (ambiente, tiempo, planificación); condiciones internas: (motivación, destrezas instrumentales, elaboración de organizadores, técnicas para mejorar el recuerdo),

Es necesario aplicar técnicas de trabajo intelectual poniendo en práctica las siguientes capacidades: determinación de objetivos, planeación de la secuencia, autoevaluación, organización y transformación de contenidos y materiales para mejorar el aprendizaje, búsqueda de información en distintas fuentes, registro y control de datos, estructuración del ambiente de estudio, sistematización de materiales diversos relacionados con el aprendizaje a lograr, manejo del esfuerzo y de la tensión, así como la capacidad de escucha activa, desarrollar una actitud abierta al diálogo, constante actividad y trabajo interdependiente.

El aprendizaje considera los siguientes elementos: Preconcepto, juicios de valor, intuición, reflexión, modo de organizar la información, combinación con la experiencia y hechos significativos, paradigmas adoptados, la percepción que nos permite: conocer, analizar, sintetizar y valorar la enseñanza que recibimos y los descubrimientos que vamos haciendo; es más efectivo cuando es más activo, participativo, puesto en práctica; por ello es necesaria la identificación de necesidades sociales e individuales de aprendizaje estratégicos que nos permitirán garantizar la calidad de los servicios y programas de superación profesional armonizada con las necesidades personales, sociales y administrativas.

Existen necesidades de aprendizaje manifiestas (cambio de estructura organización, transferencia personal, nueva tecnología) y encubiertas (obsolescencia de los conocimientos, especialistas y transformaciones sociales, en las necesidades de actuar), organizacionales (programas de trabajo); ocupacionales(especialistas); individuales (capacitación del personal); normativas (establecimiento de un patrón); sentidas: (satisfacción de las demandas); expresas (transformación de las necesidades sentidas); comparadas (se comparan elementos o sujetos). Estas necesidades pueden identificarse aplicando el modelo socieoepidemiológico (datos estadísticos, datos demográficos y encuestas, contrastes con las políticas de organización, condiciones socioeconómicas del país, complementar con estrategias y metas propuestas y los recursos disponibles para su realización); modelo gerencial (efectividad, eficiencia y eficacia) y modelo de evaluación del desempeño profesional

Los objetivos de aprendizaje señalan y orientan los conocimientos, aptitudes y actitudes que debe conseguir el estudiante para responder a las competencias que exige el proceso de formación; identifican los conocimientos técnicos y de relación que debe lograr el estudiante mediante el proceso de enseñanza aprendizaje para dominar contenidos y control de resultados. Se clasifican por su nivel de amplitud: Generales, operativos o pedagógicos; por su nivel de complejidad: Cognoscitivos (pensar) afectivos (sentir) y psicomotores (actuar). Sus características son: Acción, condición y criterios, deberán responder a las preguntas: ¿Quién? ¿Cómo? ¿Cuánto?, deberán ser viables, pertinentes, aceptables, coherentes, inductores, teniendo en cuenta el conocimiento, comprensión, análisis, síntesis y evaluación.

Son competencias sociales del formador favorecer un clima de aprendizaje; dominio tecnológico de la profesión y objeto de enseñanza – aprendizaje, capacidad pedagógica para enseñar esa profesión; experiencia en el mundo empresarial, apertura social, sensibilidad respecto del contexto sociolaboral, institución, trabajo y comunidad; conocimiento para saber hacer, saber ser y estar, querer hacer y poder hacer.
RESPONSABLES:
CERRÓN ROJAS, Waldemar José
OROSCO FABIÁN, Jhon Richard

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